Estoy de regreso
luego de casi un mes de ausencia, debido entre otras cosas a que he estado de
vacaciones. Y no he sido la única, pues en Francia, mayo es el mes que más días
feriados tiene. Son cuatro, prácticamente uno por semana, y cuando, como sucedió
este año, dos de ellos caen martes y uno jueves, la gente aprovecha para hacer
el puente, tomándose el lunes o el viernes libre para tener un fin de semana de
cuatro días. Y el cuarto, que se celebra hoy, siempre es un lunes, así que para
muchos prolonga el week-end (así es
que dicen los franceses, y lo escriben con el guión, que en inglés no se usa).
Y como los días
feriados no sólo son días de descanso, sino también de conmemoración, veamos a
qué corresponde cada uno de ellos y qué nos dicen sobre la sociedad francesa.
El primero es el
1ro de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Aunque se celebra en muchos
países, aquí tiene mucha importancia, pues Francia siempre ha sido un país muy
activo en todo lo relacionado con las luchas obreras. Gracias a las
reivindicaciones de los sindicatos, las condiciones laborales en Francia son
bastante ventajosas: trabajamos 35 horas semanales y tenemos cinco semanas de
vacaciones. A pesar de estos logros, siempre hay motivos para luchar: por
ejemplo, la deslocalización de las operaciones de empresas francesas a países
donde la mano de obra es más barata.
Una semana más
tarde, el 8 de mayo, se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial y la
victoria de los Aliados. Es evidente que, aún casi siete décadas después, el
sufrimiento causado por este conflicto y todo lo que éste conllevó sigue muy
presente en la mente de los franceses, y por eso, tanto las grandes ciudades
como los pueblos pequeños, se llevan a cabo todos los años ceremonias de
recordación muy solemnes. Además, por todos lados hay placas que rinden
homenaje a los miembros de la
Resistencia y a las numerosas víctimas de la guerra. Y todos
primeros miércoles de mes, se escucha al mediodía la sirena que en aquella
época anunciaba los bombardeos. Aunque hoy en día se trate de un simulacro para
verificar su buen funcionamiento, la verdad es que cada vez que la oigo, no
puedo evitar pensar en el miedo que debía sentir la gente cuando la amenaza era
real.
Los otros dos
días feriados del mes son religiosos: el jueves de la Ascensión y hoy, el
lunes de Pentecostés. En un país que se autoproclama tan laico, llama la
atención que perduren estas y varias otras fiestas católicas, a pesar de que
son cada vez menos los practicantes y me
atrevo a apostar que muchos ni conocen su significado.
Lo que sí es más
representativo de la sociedad francesa es que hace unos años, después del
verano de 2003 durante el cual el intenso calor provocó la muerte de unas 15000
personas, ancianos en su mayoría, se decidió que el lunes de Pentecostés sería
el “día de la solidaridad”. La idea es que fuera un día trabajado pero no
pagado, y que nuestro sueldo del día fuera destinado a iniciativas para mejorar
la calidad de vida de las personas mayores o con impedimentos. Actualmente, las
empresas tienen más flexibilidad para decidir cuándo y cómo quieren organizar esta
jornada que los asalariados le regalan a los más necesitados. Con este gesto,
sí me parece que este país demuestra que la fraternidad es uno de los elementos
del lema de la República.